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El sexo antes y durante el embarazo

24 de julio de 2015 · Pedro Villegas Suárez

Las diferencias en la forma del deseo masculino y femenino se hacen más evidentes en algunas situaciones que provocan algo de estrés en las relaciones de pareja y es muy evidente que ante un embarazo las conductas sexuales de la pareja cambian sustancialmente.

En una sociedad como la actual la búsqueda del embarazo supone para muchas parejas un momento de estrés en cuanto que las ideas y las fantasías respecto a la facilidad o dificultad para conseguir un embarazo hacen que muchas comiencen a preocuparse por el hecho de que habían previsto poco tiempo para un embarazo y sin embargo la realidad se les presenta de golpe, se han llevado toda la vida evitando un embarazo y ahora que lo desean no aparece.

Bastantes parejas comienzan a buscar métodos que faciliten ese embarazo tan deseado. La búsqueda de información en Internet es la tónica general hoy día. Para cuando la pareja se plantea que van a tener que usar un método de fertilización, suele ocurrir que ambos han desestructurado su conducta sexual, ahora ya no están tan pendientes del placer, ni del propio ni el del otro, ambos suelen estar más pendientes de que la fecha sea la adecuada para conseguir el embarazo.

Y aquí es dónde se nota esa diferencia en el deseo de ambos, expliquemos esto:

El hombre tiene una única forma de deseo, se llama deseo finalista. Es decir, los hombres solo perciben el deseo de eyacular. De aquí, que se comente que los hombres siempre tienen más deseos que las mujeres, en realidad es que la eyaculación requiere de menos condiciones alrededor que el deseo femenino.

Embarazada En la mujer se distinguen otras formas de deseo:

 

  • Deseo de descarga de la tensión sexual
  • Deseo de ser deseadas (necesidad de autoafirmación)
  • Deseo de encuentro mutuo, basado en la necesidad de comunicación, de sincronía interaccional y de intimidad.

 

Antes y durante el embarazo e incluso tras el parto, el hombre va a seguir percibiendo ese deseo de eyacular sin que existan cambios en su organismo ni en su forma habitual de buscar el encuentro sexual. En cambio ella que si percibe enormes cambios, físicos externos con los cambios corporales, internos con ya los cambios hormonales y de los distintos órganos que participan en este proceso, emocionales pues su motivación y sentido de su personalidad que se centran más que él en ese nuevo hecho de ser madre.

Ellas se suelen volver algo más sentimentales, la pérdida de su propio esquema corporal, provocada por los cambios corporales tan evidentes, hace que la autoestima se vuelva algo más inestable y en ocasiones rechazan o no llevan tan bien como antes el desnudo, y las distintas actividades o posturas sexuales que antes se tenían sin ningún tipo de problema.

Y así se amplifican esas diferencias entre ambos sexos, mucho más simplista en el caso del hombre y que por tanto no llega a comprender casi nunca los cambios de conductas, de emociones e incluso los físicos que está sufriendo ella.

Evidentemente, estamos hablando de algunos casos, pues en muchos otros la mujer no percibe tantos cambios o acepta muy bien sus modificaciones físicas.

Todo esto suele complicarse cuando se medicaliza la búsqueda del embarazo pues ya no es la pareja la que establece esa conducta sexual sino que es el médico quien les dice cuándo y cómo deben tener esas relaciones. A esto tenemos que añadir que la decisión de acudir a un especialista implica la aceptación de que “no podemos hacerlo por nosotros mismos”, frases muy castigadoras y estresantes.

Una mejora de esta situación aquí planteada vendría de la mano de una aceptación y entendimiento de los cambios en la mujer por parte de la pareja y para ello nada mejor que una buena educación sexual que transmita la información y el cambio de actitudes necesarios para una vivencia de la sexualidad sin problemas.

Algunos consejos útiles:

  1. Plantearos que es un período de cambios, que la sexualidad entra en esos posibles cambios.
  2. No exigir una relación que uno de los dos no desee, si no hay ganas mejor hacer cualquier otra cosa agradable para la pareja...
  3. Usar otro tipo de actividades sexuales que no sean la penetración exclusiva. Son posible las caricias, los baños juntos, las masturbaciones, el sexo oral, masajes, y un largo etcétera.
  4. Aceptar que en más de una ocasión, el placer puede ser unidireccional, es decir uno puede tener placer y el otro/a no porque ese día su cuerpo no acompaña a la acción.
  5. Recuerde que ella no considera necesario el orgasmo para quedar satisfecha de una relación. Dejar de convertir el orgasmo en el objetivo de la relación es sano, el objetivo bien podría ser el placer y el deseo de dar y recibirlo. Qué es un placer para cada uno se averigua hablando entre ambos.
  6. Que esta relación puede ser tan satisfactoria si es sexual como si es afectiva o romántica. Aumentar la expresión de los sentimientos y jugar a expresarlos de distintas formas es una bonita manera de iniciar un embarazo y el posterior hecho de ser padres.

De todas formas, si tenéis dudas sobre vuestra sexualidad durante el embarazo o tras él, no dudéis en consultadme.

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Comentarios (2)

  1. Avatar de Freddu
    Freddu
    14 de noviembre de 2016 05:43

    Gracias por esta grada información ya que yo soy una de esos hombre que sin sexo no esta tranquilo ya que aguante mucho a mi señora cuando estuvo esperando ami hijo ya que no saber si estaba asiendo lo correcto y ahora me informo mejor gracias a su articulo.

  2. Avatar de Cristina
    Cristina
    30 de enero de 2016 10:12

    Hola,

    Interesante artículo, la verdad que cuando estuve embarazada me lo plantee algunas veces pero me sentía incomoda.

    Gracias

    Cris

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