La FSH es uno de los parámetros bioquímicos para medir la reserva ovárica, junto a criterios ecográficos y la edad.
La FSH es la hormona foliculoestimulante secretada por una célula llamada gonadotropo, que se ubica en la hipófisis anterior, junto con la LH (hormona luteinizante). Esta secreción responde a su vez de la secreción pulsátil de la GnRH (hormona liberadora de gonadotropinas) en el hipotálamo. El control del ciclo reproductor depende de la liberación de GnRH y ésta, depende de complejas interrelaciones coordinadas entre hormonas liberadoras, otras neurohormonas, gonadotropinas hipofisarias y esteroides ováricos. En resumen, la actividad de la hipófisis es controlada por el hipotálamo (con la intervención de otros sitios del sistema nervioso central) y la respuesta final es regulada por mensajes hormonales procedentes de tejidos sobre los que las hormonas hipofisarias actúan, concretamente el ovario (eje hipotálamo-hipófiso-ovárico).
Según el modelo “dos células, dos gonadotropinas”, la FSH actúa sobre las células de la granulosa del ovario y la LH estimula a las células de la teca para la producción de andrógenos. Los andrógenos no pueden ser convertidos a estrógenos en la célula de la teca, puesto que carece de la aromatasa p450, necesaria para ello; por lo que lo hacen en el interior de las células de la granulosa. Por otro lado, la FSH, al actuar sobre las células de la granulosa, hace que el colesterol sea convertido a pregnenolona y progesterona que pasa a las células de la teca para ser convertidos en andrógenos.
El ciclo ovárico se divide en dos fases: folicular y lútea. La fase folicular es la primera fase. Las hormonas FSH y LH transmiten señales endocrinas al folículo e inducen cambios en la granulosa para la maduración folicular. Se produce un proceso de selección y dominancia de un solo folículo que habitualmente es el que alcanza la maduración completa. Por medio de un pico de secreción de LH, se desencadenan los cambios para la ovulación y el óvulo alcanza la metafase II; que será recogido por la trompa de Falopio con la capacidad de ser fecundado.
La fase lútea es la segunda. Si no tiene lugar la fecundación, el ovocito sufre un proceso de apoptosis. El folículo que ha liberado el óvulo se transforma en el cuerpo lúteo. En el caso de que no se produzca un embarazo, degenera después de 14 días, disminuye la producción hormonal y desencadena la descamación del endometrio; y después de la menstruación, una nueva cohorte de folículos que han alcanzado la fase sensible a gonadotropinas inicia la producción de estradiol y con ellos se inicia de nuevo el proceso. En cambio, si se produce embarazo, el desarrollo del tejido trofoblástico produce gonadotropina coriónica humana o HCG que impide la degeneración del cuerpo lúteo.
La determinación de FSH entre el segundo y cuarto día del ciclo es un indicador de reserva ovárica (valor normal < 10 mUI/mL). Es una medida indirecta del tamaño de la cohorte de folículos restantes; pero el mejor parámetro para medir la reserva ovárica es la edad, apoyado en criterios ecográficos (recuento de folículos antrales) y bioquímicos (FSH, LH, estradiol, hormona antimulleriana).
La elevación de la FSH es una señal de envejecimiento ovárico, pero no es un factor predictivo precoz de la reducción de fertilidad. La edad sigue siendo el mejor factor predictivo de la calidad ovocitaria.
No hay comentarios