Uno de los factores claramente implicados en la implantación embrionaria y en la evolución de la gestación es el inmunológico. Sin embargo, no debe ser considerado de manera independiente.
¿Cuáles son las enfermedades autoinmunes?
La enfermedad autoinmunitaria es una afección por la que el sistema inmunitario del cuerpo ataca los tejidos sanos propios porque los confunde con tejidos ajenos. La mayoría de las enfermedades autoinmunitarias producen inflamación que afecta muchas partes del cuerpo.
Hay descritas más de 80 enfermedades autoinmunológicas, que afectan entre un 2 y un 7% de la población mundial. Son enfermedades con una gran variabilidad en cuanto a la sintomatología y a los marcadores analíticos que presentan. Además, responden de muy diferentes formas a los tratamientos, con una evolución y pronóstico poco predecibles.
Los datos epidemiológicos muestran que un 80% de los pacientes con enfermedades autoinmunes son mujeres. Aunque hay distintas hipótesis sobre el porqué afecta más a la población femenina que a hombres, lo cierto es que su origen es desconocido.
Entre las enfermedades inmunes sistémicas, algunas de las más prevalentes son el lupus, artritis reumatoide, esclerodermia, enfermedad inflamatoria intestinal, Sjogrem… Debemos tener en cuenta que un 30% de estos pacientes muestran una poliautoinmunidad, es decir, síndromes solapados de varias enfermedades.
Efecto de las patologías autoinmunes en la fertilidad
Es obvio que la corrección de cualquier desequilibrio endocrino-metabólico, de base inmune, mejorará las tasas de gestación y los embarazos a término. Los desequilibrios endocrinos, de base inmune se pueden ver afectados con el embarazo, de ahí la necesidad de controles continuados que permitan una finalización exitosa.
La disfunción en las distintas glándulas endocrinas podría justificar problemas gestacionales. Como ejemplo, podemos mencionar la presencia de anticuerpos antitiroideos en la enfermedad tiroidea autoinmune, y como la corrección de esta disfunción, mejora la tasa de embarazo.
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Enfermedades autoinmunes y embarazo
Hay numerosos estudios que relacionan enfermedades autoinmunes y embarazo. La inmensa mayoría de estos estudios valoran las posibles repercusiones de una enfermedad, ya diagnosticada, tanto a nivel materno como fetal, así como las posibles repercusiones de las terapias inmunomoduladoras utilizadas.
Debemos considerar que cada país realiza sus propios estudios, con sus peculiaridades étnicas, medioambientales, genéticas… La prevalencia y la evolución de muchas de estas enfermedades autoinmunes es distinta según donde se realice el estudio.
Teniendo en cuenta lo anterior, las conclusiones de dichos estudios afirman que las enfermedades autoinmunes no disminuyen las tasas de gestación. Esta afirmación tiene sus matices. Aunque la enfermedad autoinmune por sí misma no ha mostrado una afectación directa en las posibilidades de conseguir un embarazo, hay que contemplar otros aspectos relacionados con la enfermedad que sí podrían afectar. Es el caso de la gonadotoxicidad de los fármacos usados, el retraso en la maternidad provocado por la propia evolución de la enfermedad, problemas y comorbilidades asociadas…
En cualquier caso, debemos aclarar que el factor inmune no debe ser considerado de manera independiente a la hora de valorar su peso en la consecución del embarazo. La actividad inmune se encuentra relacionada con la actividad de otros factores endocrinos, infecciosos, nerviosos o metabólicos. La interpretación aislada del sistema Inmune no es eficaz cuando se realiza un diagnóstico de infertilidad. El abordaje que realizamos en la Unidad de Casos de Alta Complejidad de Ginemed es multifactorial.
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