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La otra cara de la FIV

Nuestro hijo nació el pasado agosto, esta semana cumple cuatro meses. Él es nuestro primer hijo, después de 15 años de relación, pensábamos que ya no veríamos culminada esta parte de nuestras vidas... la de procrear, tener descendencia y en mi caso personal ser mamá.

Todo empezó en abril de 2014 cuando visitamos a Ginemed Valencia por primera vez. Hasta aquel momento nunca me había planteado la fecundación in vitro, siempre me pareció algo complicado y en ocasiones triste. Yo ya había pasado por un aborto espontáneo 14 años antes, a los dos meses de embarazo, y también había visto a familiares cercanos sufrir abortos a los 3 y 4 meses de embarazo. El sentimiento más fuerte en mí era el miedo de vivir algo similar.

En abril visitamos Ginemed Valencia y toda esa imagen preconcebida empezó a difuminarse, la cercanía del personal, en especial la sonrisa y el optimismo del Dr. José María Martín Vallejo, nos proporcionaron seguridad y tranquilidad durante todo el proceso.

Lo primero que nos impresionó fue la calma con que se abordó el proceso, pidiendo que fuéramos paso a paso, sin prisas, para realizarlo todo con la mayor garantías.

Fueron muchos meses de visitas, ácido fólico y vitaminas, pero solo 10 días de medicación específica, previa a la extracción de los óvulos para la fecundación in vitro y unos pocos días previo a la implantación. La medicación en realidad es sencilla de aplicarse y en mi caso no me produjo ni un solo efecto negativo, ni cansancio, ni cambios de humor, ni sofocos... nada... solo realizó en mi organismo aquello para lo que fue fabricada, crear las condiciones necesarias para la vida.

En general la gente habla de sus experiencias negativas, pero poca gente se para a compartir lo bueno que les ocurre, así que mis imágenes negativas sobre la FIV nacieron de lo que he escuchado por ahí y del miedo, nuestro peor enemigo.

La extracción de los óvulos duró en total 1 hora, contando la anestesia, al salir me encontraba bien y no tuve molestias.

Lo mismo puedo decir del momento de la implantación, aun que este día, salí de la clínica con el corazón en la mano, procurando mantener todo el tiempo la actitud positiva, ya que el miedo dicen, es el mayor destructor del organismo, por todas las sustancias que segrega el cerebro.

Trascurrieron los días, las semanas, los meses... mi embarazo fue como el de cualquier otra mujer que se queda embarazada por las vías tradicionales... lleno de altos y bajos, sorpresas y emociones.

Al final, un año y cuatro meses después de entrar en Ginemed por primera vez nació nuestro hijo, un niño sano y alegre, fruto de un profundo amor y deseo de engendrar vida.

La otra cara de la FIV


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