Cuando una pareja decide someterse a un tratamiento de fecundación in vitro (FIV), lo hace con la esperanza de cumplir el sueño de ser padres. Sin embargo, sabemos que no siempre se consigue en el primer intento. Esto puede generar frustración y dudas, pero es importante recordar que, en muchos casos, un segundo ciclo de FIV puede ser la clave para lograr el embarazo.
Cada ciclo de fecundación in vitro representa una oportunidad de mejorar los resultados previos mediante ajustes en la estrategia de tratamiento. A continuación, abordaremos aspectos fundamentales a considerar antes de decidir continuar con un segundo intento de FIV.
¿En qué consiste la fecundación in vitro?
La FIV es una técnica avanzada de reproducción asistida que consiste en fecundar los óvulos con los espermatozoides en un laboratorio y transferir el embrión resultante al útero. Aunque es un tratamiento complejo, sus avances en los últimos años han mejorado significativamente las tasas de éxito, especialmente cuando se adapta a las características de cada paciente.
Cada caso es único y el éxito del tratamiento depende de múltiples factores, como la edad materna, la calidad de los óvulos y espermatozoides, y el estado del útero, entre otros. Por ello, es fundamental que cada ciclo de FIV sea personalizado y planificado en base a las características específicas de cada paciente. En muchos casos, los protocolos pueden optimizarse mediante la individualización de la estimulación ovárica o la utilización de diferentes técnicas de selección embrionaria.
Evaluación de la primera FIV
Un análisis detallado del primer ciclo de FIV es esencial para entender qué funcionó bien y qué aspectos podrían mejorarse en un segundo intento. Durante esta evaluación, se tienen en cuenta los siguientes puntos:
- Respuesta ovárica: se analiza cómo reaccionaron los ovarios a la estimulación hormonal, evaluando el número y la calidad de los óvulos obtenidos. En pacientes con baja reserva ovárica, ajustar la medicación o el protocolo podría marcar la diferencia.
- Fecundación y desarrollo embrionario: se estudia si los óvulos fecundaron correctamente y cómo evolucionaron los embriones en el laboratorio. En caso de anomalías, se podrían considerar estrategias como el uso de técnicas de laboratorio avanzadas.
- Calidad del endometrio: se evalúa si el endometrio estaba en condiciones óptimas para la implantación del embrión. Si no fue así, se podrían realizar estudios adicionales para identificar posibles alteraciones.
- Edad y reserva ovárica: la edad materna es un factor clave en las tasas de éxito, ya que la calidad ovocitaria disminuye con el tiempo. La reserva ovárica también influye en el número de óvulos disponibles.
Estos análisis nos ayudan a ajustar la estrategia en futuros ciclos, optimizando las probabilidades de éxito.
Tasa acumulada de embarazo
La tasa acumulada de embarazo en la población general que se somete a varios ciclos de FIV varía según diversos factores, incluyendo la edad de la mujer y la calidad de los embriones. En términos generales, la probabilidad de embarazo tras un primer ciclo de FIV se sitúa entre el 25% y el 35%. Esta probabilidad aumenta de forma acumulativa con ciclos adicionales, alcanzando aproximadamente un 80% a 90% después de tres ciclos.
Respecto al número de ciclos recomendados, no existe un consenso absoluto. Sin embargo, muchos especialistas sugieren realizar entre tres y cuatro ciclos de FIV antes de considerar alternativas. Esta recomendación se basa en el hecho de que la tasa de éxito acumulada incrementa con cada ciclo adicional, pero tiende a estabilizarse después del tercer o cuarto intento.
Estudios recientes han demostrado que la tasa de embarazo acumulada puede ser significativamente más alta en mujeres que logran obtener embriones de buena calidad. La selección de embriones mediante técnicas como el PGT-A (test genético preimplantacional) puede mejorar las probabilidades de implantación, reduciendo el tiempo necesario para lograr un embarazo exitoso.
En este sentido, un estudio presentado en la ASRM (American Society for Reproductive Medicine) ha destacado que la transferencia de embriones euploides, es decir, aquellos sin anomalías cromosómicas, aumenta significativamente las tasas de éxito de la FIV. La identificación y selección de estos embriones mediante técnicas avanzadas de diagnóstico genético permite optimizar la implantación y reducir el riesgo de aborto espontáneo, especialmente en mujeres de edad avanzada o con antecedentes de fallos previos en la FIV.
Cuándo no realizar más intentos de FIV con óvulos propios
Existen circunstancias en las que no se recomienda continuar con más ciclos de FIV con óvulos propios:
- Respuesta ovárica extremadamente baja a pesar de cambios en la estimulación hormonal.
- Mala calidad embrionaria repetida sin posibilidad de mejora con técnicas complementarias.
- Alteraciones uterinas graves que impidan la implantación del embrión.
- Condiciones médicas graves que contraindiquen un embarazo.
- Fracaso repetido en múltiples ciclos, a pesar de transferencias con embriones de buena calidad.
- Edad materna avanzada sin ovodonación, con baja probabilidad de éxito.
- Falta de recursos emocionales o financieros para continuar con el tratamiento.
Cuándo pasar a otro tipo de tratamiento de fertilidad
Si tras el número recomendado de ciclos no se ha logrado un embarazo exitoso, es aconsejable reevaluar la estrategia reproductiva. Alternativas como la FIV con óvulos de donante (ovodonación) pueden ofrecer mayores probabilidades de éxito en estos casos. La decisión de cambiar de tratamiento debe basarse en una evaluación médica exhaustiva y en las preferencias y circunstancias individuales de la paciente o la pareja.
Es fundamental mantener una comunicación abierta con el equipo médico para determinar el plan de tratamiento más adecuado, considerando tanto las probabilidades de éxito como el bienestar emocional y físico de la paciente.