El aborto de repetición afecta aproximadamente al 2-4% de las parejas en edad reproductiva y, aunque sus causas se han centrado principalmente en la mujer, hay que tener presente que el espermatozoide proporciona la mitad del material genético del embrión.
¿Cuándo se considera aborto de repetición?
El aborto de repetición es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la pérdida de tres o más gestaciones consecutivas antes de la semana 20 de gestación. Además de evaluar la fertilidad de la mujer, el estudio del varón también debe tenerse en cuenta para intentar esclarecer las causas del aborto recurrente y evitar así categorizar el 50% de los casos de pérdida gestacional como “de origen desconocido”.
El análisis de semen o seminograma es la prueba diagnóstica más utilizada para evaluar la fertilidad masculina. Así, aunque el estudio de la concentración, motilidad y morfología espermática es totalmente necesario, puede resultar insuficiente. De hecho, alrededor del 15% de los pacientes infértiles tienen un seminograma normal.
Estrés oxidativo y posibilidad de aborto
El estrés oxidativo es causado por un desequilibrio entre la producción de especies reactivas de oxígeno y las moléculas antioxidantes que las neutralizan. Estas especies reactivas de oxígeno (ROS) son una serie de productos metabólicos inestables que los espermatozoides requieren para regular su función normal en pequeña cantidad.
No obstante, una producción excesiva de ROS puede causar graves daños en la estructura, material genético y función de los espermatozoides y, en consecuencia, dar lugar a graves trastornos de fertilidad, incluido el aborto. De hecho, son muchos los estudios que informan que las parejas masculinas de mujeres que han experimentado abortos de repetición presentan niveles de ROS más elevados y, en consecuencia, estrés oxidativo.
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Fragmentación del ADN de los espermatozoides
Además de las posibles alteraciones presentes en los parámetros seminales, hay que destacar la fragmentación del ADN de los espermatozoides. Un espermatozoide que contiene fragmentos de ADN puede tener una morfología normal y fecundar el ovocito. No obstante, la integridad del ADN espermático es crucial para el desarrollo del embrión.
La fragmentación del ADN espermático aumenta con la edad, y puede ser causada por factores intrínsecos y extrínsecos. Tras la fecundación, el ovocito es parcialmente capaz de reparar el ADN del espermatozoide. Sin embargo, una fragmentación espermática más allá del umbral reparable por el ovocito conduciría al desarrollo deficiente del blastocisto, a fallos de implantación y, en última instancia, a abortos.
FISH alterado y aborto recurrente
Las alteraciones cromosómicas en los espermatozoides también constituyen una causa de infertilidad masculina. En este contexto, la técnica de laboratorio FISH puede ayudar a evaluar las causas potenciales de la pérdida recurrente del embarazo. La finalidad de la técnica FISH es identificar el número de copias de cada cromosoma en los espermatozoides.
Aunque las indicaciones clínicas para realizar un FISH de espermatozoides no están claramente definidas, su realización se recomienda principalmente en pacientes con parámetros seminales alterados y en parejas con antecedentes clínicos de fallos de implantación y abortos recurrentes, aunque el varón presente un seminograma normal. Ante un resultado de FISH anormal se debe ofrecer a las parejas asesoramiento genético y proponer varias opciones clínicas, como la realización de un Test Genético Preimplantacional (PGT).
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