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¿Qué es la inseminación artificial?
La Inseminación Artificial consiste en la introducción de los espermatozoides de pareja o donante, previamente seleccionados y tratados mediante concentración y capacitación en el laboratorio, en el interior del útero de la mujer en un momento próximo a la ovulación.
Se puede hacer tanto en el ciclo natural de la mujer, como tras un proceso de estimulación ovárica.
La Inseminación artificial intrauterina es la más común de las inseminaciones.
Tipos de Inseminación Artificial (IA)
Inseminación artificial
con semen de pareja
Inseminación artificial
con semen de donante
Proceso para la IA
Primera visita
Siempre valoraremos la historia clínica completa de los pacientes: edad, tiempo de esterilidad, antecedentes personales y familiares, así como antecedentes ginecológicos / urológicos. Además, se solicitarán otras pruebas orientadas a realizar un estudio básico de esterilidad: valoración del factor ovocitario, seminograma con REM, confirmación de la permeabilidad tubárica, Test de compatibilidad genética y estudio cromosómico (recomendado).
Estimulación ovárica
Con la estimulación de los ovarios favorecemos el desarrollo de uno o varios folículos, en cuyo interior se encuentran los óvulos. El proceso, que dura aproximadamente 10-12 días, se controla mediante ecografías (normalmente 2-3). Una vez obtenido el tamaño deseado, se administra un medicamento llamado HCG para desencadenar la ovulación y programar el momento más adecuado para la inseminación.
Preparación del semen
Si se trata de una Inseminación Artificial conyugal, el mismo día se recoge la muestra de semen que es preparada en el laboratorio para seleccionar los espermatozoides de mejor calidad. En el caso de la Inseminación artificial con semen de donante, ese mismo día descongelaremos la muestra para fecundarla con tus óvulos.
Inseminación artificial
La inseminación se realiza con un catéter fino flexible en consulta. Es un proceso fácil y no resulta doloroso. No es necesario reposo tras la inseminación, ni inmediato ni a corto o medio plazo. Habitualmente, tras la inseminación indicamos un tratamiento con progesterona para favorecer el embarazo. También aconsejamos tomar ácido fólico.
Prueba de embarazo
A los 14 días después de la inseminación, se realiza un análisis en sangre llamado B-HCG (beta) para determinar el embarazo. Nunca suspenda la medicación sin indicación de su ginecólogo independientemente del resultado.
A partir de 15 días después del análisis de B-HCG, se realiza la primera ecografía para ver el tipo de embarazo (sencillo o múltiple) y la presencia de latido cardiaco.
Tasas de éxito
Las tasas de embarazo en un tratamiento de Inseminación Artificial dependen en gran medida de la edad de la mujer, de la calidad del semen y de las causas que han determinado la indicación de dicho tratamiento. En cualquier caso, no superan nunca los resultados que ofrece la naturaleza en relaciones sin protección en una pareja fértil y que suelen oscilar en torno al 20% de embarazos al mes.
Las posibilidades de aborto una vez conseguido el embarazo son las mismas que en una gestación sin tratamiento. No hay mayor porcentaje de malformaciones o alteraciones genéticas usando esta técnica.
Tasa de gestación por Beta HCG
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Preguntas frecuentes sobre IA
Se recomienda recurrir a una Inseminación artificial cuando encontramos:
- Relaciones sexuales incompletas. Casos de eyaculación precoz, vaginismo, eyaculación retrógrada o impotencia.
- Alteraciones seminales leves. En casos de Oligoastenozoospermia no severa, el límite considerado para hacer una inseminación es un recuento de espermatozoides móviles progresivos (REM) superior a 5 millones y ausencia de alteración en la forma de los espermatozoides (Teratozoospermia).
- Alteraciones en la ovulación. Pacientes con síndrome de ovario poliquístico o amenorreas hipotalámicas.
- Alteraciones uterinas. Ya sean congénitas (malformaciones uterinas) o adquiridas (miomas, pólipos, adherencias intrauterinas, endometritis).
- Esterilidad de origen desconocido. Sólo estaría indicada cuando la duración de la esterilidad es menor de 3 años.
- Necesidad de utilizar un banco de semen. En casos de Azoospermias no tributarias de biopsia testicular o con biopsias negativas, enfermedades genéticas del varón no susceptibles de PGT, mujeres homosexuales o sin pareja.
Una de las dudas más comunes tras un tratamiento de inseminación artificial es si se debe guardar reposo después de realizar la inseminación. Existe la creencia de que el descanso tras haber depositado los espermatozoides en el útero facilita que la fecundación se produzca y que el embrión implante correctamente.
En la actualidad, no hay ningún estudio científico que demuestre que el reposo tras la inseminación artificial favorezca o aumente las posibilidades de conseguir el embarazo. Por tanto, esta precaución no es necesaria. El ginecólogo la recomendará únicamente en casos en los que exista un problema concreto adicional a la inseminación.
Habitualmente, tras el procedimiento, la paciente espera un tiempo aproximado de una media hora en la habitación, pero solo por comodidad y para que descanse un poco tras la realización de la inseminación.
Una vez en casa, se debe hacer vida normal, evitando realizar esfuerzos físicos violentos o deporte de competición. Se puede ir al trabajo perfectamente y no es necesario solicitar baja laboral alguna. Es recomendable realizar media hora de ejercicio al día (por ejemplo andar) y seguir con el día a día habitual, para que la espera hasta el resultado de la prueba de embarazo genere el menor estrés y ansiedad posible.
Algunas veces, pueden aparecer molestias en el útero durante la realización de la inseminación, que desaparecen rápidamente al terminar el procedimiento, generalmente ocasionados por la introducción de la cánula, aunque esto no es habitual, ya que es muy delgada y flexible, y se inserta de una manera muy cuidadosa a través del cuello del útero.
Algunos efectos secundarios como, por ejemplo, hinchazón de vientre y piernas, o molestias abdominales son extraordinariamente raros. En algunos casos, la mujer puede sentirse cansada o dolorida, pero el reposo nunca se relaciona con un incremento en las posibilidades de embarazo.
El manchado los días posteriores a la inseminación o a la transferencia es uno de los síntomas que más preocupan a las pacientes. Sin embargo, el pequeño sangrado o manchado no significa que no se haya producido el embarazo y no tiene por qué ser una regla.
A veces, el sangrado se produce por el proceso de implantación del embrión al romper algún pequeño capilar del endometrio. Otras veces, se trata de una pequeña región del endometrio que se desprende, anunciando la próxima regla.
Ante un manchado o sangrado, solo podemos esperar. No indica nada ni tampoco se puede hacer nada, solo esperar un poco más hasta la prueba de embarazo, manteniendo la medicación utilizada hasta ese momento.
La ligadura de trompas se hace para impedir la unión del óvulo y los espermatozoides, evitando así un embarazo. Se realiza haciendo un corte o coagulando las trompas, de forma que quedan bloqueadas y el paso al útero se cierra.
Aunque hace años se pensaba que se podía restaurar la anatomía de las trompas con una nueva cirugía, se ha demostrado que no es efectiva y, una vez hecha la ligadura, no recuperan su función, aunque la volvamos a operar.
Ante una paciente con una ligadura de trompas que desea un nuevo embarazo, el tratamiento de elección es una fecundación in vitro.
Sí, la implantación embrionaria en el endometrio es un proceso que precisa de una tolerancia inmunológica por parte de la madre en relación a un embrión que es genéticamente diferente a ella. Estos cambios inmunológicos se ven favorecidos por la interacción de las proteínas existentes en el líquido seminal.
Por eso, es recomendable tener relaciones completas en torno a la fecundación (después de la inseminación) -a menos que exista una causa que lo contraindique-, ya que aumenta la tasa de embarazo evolutivo.
La reproducción asistida hace posible que puedas ser mamá sin necesidad de tener pareja. El tratamiento para conseguir el embarazo dependerá de tu caso concreto. Para ello, tendremos que valorar unos estudios previos y conocer, entre otros factores, tu reserva ovárica. Además, la edad juega un papel fundamental en este proceso, pues a mayor edad, las posibilidades de conseguir el embarazo, sea de forma natural o artificial, disminuyen.
Si tienes menos de 38 años y tu reserva ovárica es buena, la Inseminación Artificial sería una posibilidad.